Tras la pista de Graciela Nieves



   Amanda se encuentra con una bruja y le pregunta en dónde está, porque siempre está un poco perdida. La bruja es una mujer de unos cincuenta años, loca y sexy. La encierra  en un altillo sin techo y con una sola pared. La pared se desploma.  Amanda se da cuenta de que con esa pared se ha desplomado también su muralla interior. Se lo dice gritando a un señor pelado que la mira desde la calle, y el señor la felicita y le comenta que ya puede salir de ahí y seguir con su vida. Amanda baja corriendo por los escombros e inmediatamente se encuentra en un túnel misterioso y (doblemente) paralelo a este universo en el cual la bruja la está esperando con una carta llena de fórmulas fijas y encantamientos, mientras  se ríe desquiciadamente. La carta tiene palabras al revés. Cuando Amanda nota este detalle, la bruja, la carta y el túnel se esfuman arrojando a Amanda a la barranca del río. Así es como llega a un lugar muy particular, al que entra sin dudar.  Esta parte es difícil de contar. El lugar es siniestro. Hay dos empleados, una chica y un chico, que se encargan de la educación y la estética de los adolescentes y niños que asisten allí. Los padres se van, desaparecen. Los empleados encierran a Amanda en una habitación y comienzan el tratamiento de belleza. Amanda no entiende nada, pero se deja llevar por las circunstancias. Pasan los días y ella sigue ahí. El lugar parece estar vacío, pero sabe que hay más personas ahí adentro, cada una aislada en una habitación diferente. Decide salir de su habitación para ver en donde es que se encuentra en realidad. Abre la puerta y entra en otra habitación, de otro color y muy pequeña. Allí la está esperando el empleado quien le aconseja en secreto y en voz muy baja que no averigüe más y que se vaya de ahí. Amanda le dice que sí, pero en realidad hace lo que se le da la gana y en vez de irse decide ponerse a investigar. Llega a una gran habitación en donde hay un televisor encendido en el que se ve a la policía sobre la pista de una banda de traficantes de esclavos. En las imágenes del noticiero aparece la empleada con la cara tapada. En ese momento el empleado agarra bruscamente a Amanda de los brazos y con rabia y con  un poco de amor (extraño, muy extraño…) le dice que tiene que matarla. Amanda no tiene ninguna intención de morir, y se da cuenta de que los empleados también son víctimas de gente más poderosa y de que también son esclavos. Le dice esto mismo  al tipo que está por ahorcarla con los ojos lacrimosos.  Él se da cuenta de que su vida es una mierda y de que no vale la pena matarla porque ya nada vale la pena para él. Se desploma en su regazo y llora sin consuelo. Amanda le quita las llaves y abre todas las habitaciones y después le cuenta a cada víctima su verdadera realidad. El lugar queda vacío. Los supuestos empleados también han logrado escapar de la esclavitud.

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