La la la

   Hacía mucho tiempo que no tenía sueños (cada vez que yo hable de "sueños" me voy a referir a los sueños que tenemos los seres vivos - los animales también sueñan, las plantas no sé...- cuando dormimos.)
   El primero que tuve o que recuerdo después de mucho tiempo fue bastante loco: yo era un anciano indìgena que podía vaticinar el futuro por medio de un talismán que a su vez se comunicaba con otro talismán perteneciente a otro viejo indìgena. Era una especie de walkie-talkie sagrado.
   No recuerdo nada más, pero lo que me llamó la atención fue que es la primera vez que en mis propios sueños yo no soy yo. O casi yo, porque en los sueños solemos comportarnos de manera diferente a como lo hacemos en la vida real. Por eso nombré a mi yo de los sueños de forma diferente a como me llamo yo en la realidad. Si un día Amanda Mandarina y yo nos intercambiáramos de dimensión ontológica, tal vez terminaría (mos) en un psiquiátrico (o en su equivalente onírico, que tal vez no exista...). 
  En fin, a quien le importa...


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