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…tengo que comprarme zapatos para
el verano… pero que no tengan taco porque la verdad que atravesar el pueblo de
punta a punta caminando de tacos a las 12 del mediodía es un síntoma de
estupidez, masoquismo o falta de aprecio por los posibles goces de la vida. No
siempre lo cómodo es lo mejor, pero casi siempre sí. Amo la comodidad. Tal vez,
demasiado. Parezco un gato gordo con cara de nada que disfruta de su vida
diurna de almohadón. Pero no lo soy. Y la gran diferencia que tenemos los seres
humanos y los gatos es que colmamos nuestra necesidad de satisfacción
“consiguiendo” cosas difíciles, que requieran nuestro esfuerzo. Mientras más
difíciles mejor. Todos lo sabemos... Sólo hace
falta ser humano para saberlo... Entonces, uno está siempre entre la comodidad y
la satisfacción. Y lo más estúpido de todo es que a veces la satisfacción
asusta…Creo que no hay nada más absurdo que la mente humana. Nada más absurdo
que el mundo. Cada vez encuentro menos lógica en la mayoría de las cosas y
estoy cada vez más segura de que lo que históricamente hemos hecho es tratar de
encajar “la realidad” o los hechos reales (¿) en las estructuras mentales de
acuerdo a las cuales elegimos ver… Tal vez no todo sea así. No lo sé. El amor
es la única verdad…dijo Jim Morrison o John Lennon o Loquero (ya no me
acuerdo). Y yo agregaría que el amor incondicional es el único que te puede salvar...(¿salvarte de qué?...no lo sé...de uno mismo...). Y que sólo existe de hijos a padres y de padres a hijos. Todo lo demás está
a un abismo de distancia…Pero no lo sabemos (lalala). Si lo tuvieramos presente
todo el tiempo viviríamos en un ataque de pánico permanente. Por eso, a veces,
es mejor no pensar...
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