Ella tuvo una relación amorosa con
Roberto, el chico práctico, que no duró mucho tiempo. Tal vez porque Roberto
era tan solo un chico práctico. Roberto tenía dos o tres ideas fijas,
estructuradas en dos o tres categorías y jamás se cuestionaba nada. Parecía una
figurita recortada de una publicidad de zapatillas. Y no había nada detrás de
la figurita. Lo dejó. Roberto sufrió un tiempo, pero se dio cuenta de que ella
tampoco era su media naranja. Él quería una esposa que le cocinara, le lavara, le
planchara la ropa, y no tuviera vida ni ideas propias, ni ajenas, ni nada. Una
mezcla de esclava y mamá servicial y sonriente con una vida dedicada a él y
nada más que a él. Cuando ella intuyó el peligro de caer en ese rol a cambio de
que Roberto cumpliera su fantasía de la dama en peligro, le dio un ataque sin
nombre. Sucedió cuando ella freía milanesas y una gota de aceite caliente le
quemó la cara. Algo se quebró en su interior y empezó a llorar y a temblar como
un volcán en erupción y a decir cosas que no parecían salir de su boca,
palabras y frases un poco en sánscrito y otro poco en castellano que
provenían de una sabiduría extraña que la trascendía. Ni siquiera era su voz. Se
arrancó el delantal de cocina, se lo tiró como una bola de fuego en la cara y
lo echó para siempre sin darle ninguna explicación coherente, ni mucho menos, satisfactoria. Ella tampoco entendía bien qué le pasaba hasta que habló con
Esteban. Eso era lo bueno de Esteban, en cierta forma la comprendía, o al menos
la ayudaba a comprenderse (de más está decir que Ella hacía un esfuerzo cada
vez más sobrehumano para no enamorarse de él.).
Recapitulemos. Ahora la situación es la siguiente: ya no hay tres autoengañados, porque Esteban en ese poco tiempo perdió las esperanzas y se acostumbró a la idea de que sólo eran amigos. Ella ahora sí acepta que hace un esfuerzo sobrehumano para no enamorarse de él (aunque no se lo dice) ya que dejarían de encontrarse el uno al otro al entablar otro tipo de relación, dadas las características de amante intenso y fugaz de Esteban y las (extrañas e incomprensibles) características de Ella. Y, por último, Roberto quedó afuera de la historia, aunque siguió creyendo para siempre que Esteban era gay.
Recapitulemos. Ahora la situación es la siguiente: ya no hay tres autoengañados, porque Esteban en ese poco tiempo perdió las esperanzas y se acostumbró a la idea de que sólo eran amigos. Ella ahora sí acepta que hace un esfuerzo sobrehumano para no enamorarse de él (aunque no se lo dice) ya que dejarían de encontrarse el uno al otro al entablar otro tipo de relación, dadas las características de amante intenso y fugaz de Esteban y las (extrañas e incomprensibles) características de Ella. Y, por último, Roberto quedó afuera de la historia, aunque siguió creyendo para siempre que Esteban era gay.
Primero, esto: http://amandamandarina.blogspot.com.ar/2013/03/discusion-amorosa.html y ahora...
ResponderEliminar¡Salí de mi cabeza! JAJAJA