Soñar es mejor

 …la señora (o mujer joven pero de otra época) con las manos agarrando nerviosamente su delantal, con voz casi suplicante decía algo que no recuerdo pero que terminaba en: “…y mi jardín de empanadas!”. Sonó el perverso despertador y todo lo anterior a ese mísero recuerdo se borró automáticamente de mi mente. Ingenuamente, me levanté, apagué el despertador y me acosté otra vez, con la intención de recuperar el sueño recientemente perdido y poder vivenciar el final (también ingenuamente uno cree que los sueños son relatos). Pero no pude, otra vez, la mujer jugando con su delantal de cocina decía: “…y mi jardín de empanadas!”.

Comentarios

  1. uf! tan acostumbrados estamos a vivir dentro de un cuento que cuando la realidad se cansa de mostrárnoslo soñamos, y lo volvemos a olvidar... qué frustración la narración! jeje, gracias por traerlo a la vigilia! abrazaso!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario