Yo estaba charlando
con alguien en el supermercado. Ese alguien trataba de decirme algo, pero no
encontraba las palabras. Lo loco es que yo podía escuchar su pensamiento abstracto - sin palabras - y entenderlo. Y gracias a ese milagro, me daba cuenta de que
siempre el lenguaje y el pensamiento están disociados; y
que poder asociarlos, algo que uno hace cotidianamente (en el supermercado, por
ejemplo) es una acción extraordinaria.
Pareciera que uno se mete en ese resquicio que hay entre el cerebro y la calavera. Quizás no tiene nada que ver, pero me imaginé, por un lado, que el cerebro salía directo hacia la góndola de los enlatados a tomar fresco. O que, vos te hacías chiquita y te metías ahí.
ResponderEliminarEl entendimiento es algo tan absurdo y singular, pero es algo cierto, lo más cierto que hay. es la verdad en si misma, porque es nuestro.
Jajaja me encanta lo que te imaginaste!
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