Yo estaba sentada en un bar, al lado de una ventana.
Se cortó la luz.
Todo era negro del lado de afuera y en el medio y de repente
unos ojos. Me hundí en sus pupilas gigantes y eso se desesperó por tocarme, arañarme, no
lo sé... Aparté la mirada, y a los pocos segundos volví a hundirme en sus pupilas
por curiosidad. Nunca ví ojos tan profundos. De repente, patas afelpadas,
manoteo de ahogado, atracción extraña. Las luces se prendieron. Eso salió
corriendo para que no lo viera, para que no lo terminara de descifrar. Pero pude
ver que aparentemente era un gato. Digo aparentemente porque era evidente que me
amaba o que quería matarme, por lo tanto no era un simple gato. Era otra cosa.
Pagué mi submarino, y salí a la calle, pero ya no estaba.
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