…pero ojo, las personas no somos diagramas de Venn. Que a María
le guste Blur y a él también no significa que sea eso, o sea Blur, lo que hace
que esas dos personas tengan “feeling”.
O el hecho de que se hayan conocido en una biblioteca porque a los dos
les guste leer no significa que tengan onda por eso, (sino todas las personas
que van a una biblioteca o que escuchan Blur tendrían onda entre sí). Lo esencial tiene una característica
diferencial: vibra. Y vibra metafísicamente hablando. Nuestras almas vibran y
si dos vibraciones son afines entre sí, pues, he ahí al amor señoras y
señores. No importa si a uno de ellos le
gusta el bife con puré y al otro con huevo frito. En el amor no importa nada.
El amor no es civilizado, nosotros lo civilizamos para (ilusoriamente)
subordinarlo a nuestro poder, tenerlo bajo control. (¡Pobres ilusos!)
Como decía: no importan las diferencias (o cosas en común) culturales, sociales, económicas, etc.
Lo que importa es esa cosita que vibra (o vibración en sí) que no controlamos por el simple hecho de
que está más allá de nuestro alcance, no nos pertenece. Estamos bajo SU poder.
Y no hay vuelta que darle. Es la misma sensación que tenemos cuando nos subimos a una
montaña rusa: por más pánico o ganas de vomitar que tengamos ya no nos podemos
bajar hasta que la vuelta se termina. Entonces, hay que relajarse.
Observación: con respecto a la música, me animo a afirmar
que si a María y a Jorge les gusta Blur es
porque Blur es afín tanto a las vibraciones de Jorge como a las de María.
No se si será una verdad oficial o no, pero la música vibra en el alma, por lo
tanto música y alma son como sustancia no material, pero, sin embargo,
existente.
Chau, me voy a tomar un vino con Aristóteles y los Pitagóricos.
http://www.youtube.com/watch?v=Uttw126ZteI&feature=fvwrel
ResponderEliminary si podes escuchate este tema y después contame que te pareció :)
es muy lindo,
ResponderEliminar(muy apropiado)
:)