Soy una cuerda salvadora dentro de un vacío que soy yo.
Mi mundo tiene manchas y cenizas, pero navego en cielos
profundos.
A veces feos de tan profundos.
A veces creo que no quiero tanta profundidad.
Paranoiquear (¿o histeriquear?) es sentir que uno tiene ojos en la nuca,
ladrones en las ventanas, espías en la cocina, pero todo a la vez, y que en
realidad no haya nadie a tu alrededor, sólo fantasmas que te hacen cosquillas
y te molestan riéndose a carcajadas.
Los edificios por dentro son huecos y la gente que se ve por
las ventanas es de mentira, son sólo juguetes que cuelgan de sogas, que, si se
cortan, no importa. Pero la música es real. Sólo sé que la música es real. Así
que, ¿por qué han de importarme más los vecinos que la música que estoy
escuchando?
(Escuche The Cure, la mejor forma de sufrir).
Hay que tener valor para bailarse un malambo con la muerte.
Y mucha curiosidad.
El que sacrifica un sueño en nombre del amor, todavía no
entendió que el amor no es sacrificio.
Final:
(Amanda Mandarina, 2006)
Final:
“…prende un cigarrillo, hay sol y nubes.(Música de Pink Floyd). Sonríe como una sobreviviente de guerra. ..”
o
“La luz de la verdad partiéndole el corazón con su soberana
sonrisa”.
(Amanda Mandarina, 2006)
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