Segundo encuentro de Amanda con el diablo






Esta vez ella lo invocó. No sabía cómo invocar formalmente al diablo, pero se imaginó que prendiendo unas velas, escuchando canciones como “Simpathy for the devil”, “Loverman”, y concentrándose un poco, podría funcionar. Y funcionó. Apareció Mandinga, tan guapo como siempre…Se sentaron en el suelo, la vela de por medio. Se pusieron al día, había pasado mucho tiempo desde aquella vez. Amanda tenía el deseo de obtener un superpoder para que los demás pensaran lo que ella quería. Mandinga sonriendo, le dijo que le otorgaría ese poder, pero sólo funcionaría con sus interlocutores. Ella le preguntó, entonces, cuál sería el precio, si debía entregarle su alma o qué…pero él le dijo que no era necesario, que eso de entregar el alma era un mito tan viejo como él (aunque no se le notaba), y que de por sí, todo tiene su precio.
Se despidieron. Mandinga se fue riendo con ternura…las cosas que se le ocurren…llamarme para eso….
Lo primero que hizo Amanda fue entablar una conversación con el chico que le gustaba y hacerle pensar que ella era la más linda, inteligente, tierna y sexy del mundo. Y lo logró. Se fue contenta por la calle bajo el sol de primavera a seguir manipulando gente. Estaba tan contenta, ¡por fin había alcanzado su deseo! Ese cuatrimestre aprobó todos los exámenes; a todo el mundo le encantaba su ropa, su peinado, sus dibujos. En fin, no recibió una sola crítica negativa.
El problema fue cuando pasaron varios meses, y se acostumbró a la falta de sorpresa de la respuesta del otro. Todo se fue volviendo extremadamente predecible (y todos sabemos que lo extremadamente predecible es muy aburrido). Se deprimió. El mundo no tenía sentido. Alcanzar el deseo no la había colmado. El chico que le gustaba la adoraba, pero ella sabía que eso no era auténtico, que él estaba, en cierta forma, bajo un hechizo. Que era falso como todo lo demás. Era como jugar a las muñecas, o a los Sims. Entendió que ese era el precio que debía pagar.
No hizo falta invocar a Mandinga. Él se le apareció de repente en plena calle, dejándola perpleja, indefensa, entre tinieblas. Esta vez sintió satisfacción. . 




Comentarios

  1. eso solo le pasa a las chicas lindas... (y todos sabemos que lo extremadamente predecible es muy aburrido).
    parce que yo nunca me voy a aburrir por q vivo con un martes (o viernes) 13 a la vuelta de la esquina.
    jajajajajajjaja.

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  2. No te creas. Eso le suele pasar a todo el mundo, el tema es que no se dan cuenta. =)

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