(Y Cibeles era yo)


Príamo prepara para la guerra a los hombres de su pueblo, les habla con gran elocuencia. En realidad los distrae mientras Cibeles hechiza en secreto a las mujeres y niños, y se los lleva por el mar hasta la isla de Lesbos. Van flotando sobre maderas o restos de algo destruido, plácidamente, tranquilamente, adormecidos, embriagados, en calma, y el sol se esconde.  

(A esto lo soñé hace 10 años, sin saber quien era Príamo, ni Cibeles, ni que era Lesbos.)

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