Voy en bici con mi niño y tengo que pasar por un puentecito
muy angosto que está sobre el río podrido al que no da para caerse.
Pierdo el equilibrio y nos caemos.
Logro salvar al niño de que se ahogue y salgo a la
orilla. Ahí hay un pueblo de gente muy extraña, como de otra especie, son duendes o algo así. Tienen muy buena onda porque se sientan con nosotros. De
pronto veo que la piel de mi hombro se empieza a manchar y que la mancha se
extiende sobre todo mi cuerpo. Veo que una de las características de mis amigos
duendes es que son todos manchados.
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